sábado, 26 de marzo de 2011

El misterio en el puerto

Hola me llamo Lizzie y os voy a contar lo que paso el día que fuimos de excursión con el colegio al puerto. Todo comenzó el sábado por la noche...
-¡Mamá! ¿Donde has puesto mi camiseta?
-Mira en tu cuarto
-Vale, gracias

Bien, ya había encontrado una cosa, ahora solamente me faltaban los pantalones y preparar la mochila. Mañana me iría de excursión al puerto, con mi clase. Montaríamos en un barco hasta la puesta de sol. Y volveríamos a casa por la noche y como pasado mañana seria sábado podría dormir hasta tarde.

Llegó el día de la excursión. Ya habíamos llegado todos y los profesores ya habían pasado lista. Ya estábamos subiendo al autocar cuando al conductor le dio un ataque al corazón. Todos súper ilusionados por ver una ambulancia por dentro y un poco apenados y tristes por el conductor fuimos todos al hospital para ver como se encontraba. Los médicos decidieron hablar con los profesores porque había una cosa muy rara en la muerte del conductor...

No era una muerte natural ¡lo habían asesinado! La policía ya había sido informada estaban buscando sus contactos mas cercanos para avisarles de lo ocurrido pero no encontraron nada porque había utilizado un nombre falso. Investigaron un montón y descubrieron que estaba en el programa de protección de testigos desde hacia cuatro años. Mi amiga Celia y yo discutíamos esto mientras volvíamos a casa después de la excursión.
-Lizzie, ¿sabes tu que a pasado hoy?, es que no me he enterado muy bien.
-Supongo que quien le perseguía lo habría encontrado y lo había asesinado.
-Pero... ¿porque?
-Pues no lo se, puede que viera algo que no tubo que ver, o que su padre fuera alguien a quien perseguían, o yo que se.
-Para saberlo tendríamos que ir a la policía y con un montón de suerte que no tendremos, averiguaríamos algo.
-Por que no vamos mañana y nos colamos sin nadie nos vea. ¿ Que te parece Celia?
-Pero... ¿y si nos metemos en un lío?, recuerda que es ¡la policía!
-No te preocupes Celia yo me encargo, ¡Mira, ya he llegado a casa!, bueno quedamos mañana a las 2 de la tarde delante de la policía.
-Vale, adiós. Hasta mañana.

Ese día, el día que fuimos a averiguar lo del asesinato, sentíamos como si alguien nos vigilara, si nos persiguiese, si nos estuvieran espiando. Las dos empezamos a correr y a correr hasta que no pudimos mas. Llegamos a un callejón sin salida. Era oscuro, había mucha humedad, llena de gatos abandonados y de pronto encontramos una puerta secreta detrás de los contenedores que llegaba hasta...

CONTINUARÁ...

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